La vida es un gas
El propano es el combustible más popular para barbacoas al aire libre. Pero cuando estás listo para asar esos deliciosos filetes y chuletas, nada puede arruinar tu fiesta más rápido que quedarse sin propano.
Normalmente, rellenar propano implica encontrar una tienda abierta en domingo o festivo, localizar a un empleado disponible, salir al exterior para rellenar el tanque y volver al interior para pagar el gas.
Para entonces, probablemente ya esté lloviendo.
Por eso, cuando un fabricante estadounidense innovador decidió resolver este problema y crear un dispensador de propano de autoservicio para una importante cadena de mejoras para el hogar, uno de sus principales retos fue elegir una impresora que cumpliera sus exigentes requisitos: que funcionara de forma fiable en exteriores los 365 días del año, fuera muy fácil de integrar y mantener, y pudiera emitir un recibo en menos de un segundo mediante una interfaz USB de alta velocidad.
Tras una exhaustiva revisión y pruebas, el fabricante seleccionó la impresora térmica Hengstler C-56 para su quiosco de propano, en parte porque ya hay miles en uso en aplicaciones exteriores en todo el mundo. Así funciona el nuevo sistema: el cliente lleva su tanque vacío al quiosco, pasa su tarjeta de crédito y coloca el tanque vacío en una jaula de devolución. Cuando la puerta de la jaula se cierra, un sensor detecta el tanque vacío, bloquea la puerta y abre la correspondiente de un tanque lleno. Los sensores detectan que se retira el tanque lleno, completan la transacción y, de inmediato, imprimen el recibo con la Hengstler C-56. El cliente obtiene su tanque lleno y puede regresar a casa de inmediato. La cadena de mejoras para el hogar quedó encantada con los resultados y planea añadir los quioscos a la mayoría de sus tiendas.